domingo, octubre 17, 2010

Llévatelo a crédito

No hace falta pagar, tú llévatelo y me lo pagas cuando puedas, disfrútalo...
No hace falta casarnos, tú vente a vivir conmigo y nos casamos cuando estemos seguros...

Ya no toman en serio las deciciones, ya no se atreven a ofrecer más que palabras y promesas, prefieren llevarse, usar y poner a prueba todo antes de comprarlo. Es más fácil para la mente, te ahorras el tiempo de pensar.

Si quieres comprometerte a algo o a alguien, lo haces... Y lo haces bien.

¿Cuál es la prisa de llevarte una televisión de plasma de cuarentayquihúbole pulgadas a tu casa? Puedes hacerte de un ahorro, juntar el dinero y en unos meses la compras, te ahorraste los intereses del crédito y el riesgo de acabar con una deuda que no podías pagar. Y para cuando ahorres el dinero, muy probablemente bajó de precio el pantallón que querías.

Hay créditos necesarios, claro... Una casa o un carro por ejemplo. Pero esos son créditos que sí tomas en serio porque vas a pagarlos por muchos años así que te detienes a pensar muuuuuy bien las cosas y decidirte sobre la casa que quieres. No le dices al agente: "Déjame vivir unos meses ahí y luego te digo si la quiero". Así no funciona. Y existen razones muy coherentes para que así sea. En lugar de eso te dan permiso de ver la casa y darte un recorrido para que cheques y resuelvas las dudas que necesites resolver. Ya que decides que es la casa que quieres para tí, le entregas al agente suficientes pruebas para demostrar que sí podrás pagar la casa, te dan las llaves, firmas y te vas a vivir en ella... Una vez ahí puedes descubrir cosas nuevas, cosas que pueden molestarte, pero lo haces funcionar porque fue la casa que escogiste...

Si quieres a algo o a alguien y en serio lo quieres demostrar, le entregas suficientes pruebas, lo afirmas con toda la seguridad que hay en tu persona y haces un compromiso con el respaldo de tus más cercanos amigos, incluyendo los amigos más-que-humanos... No por quedar bien con los amigos, es una pendejada hacer declaraciones a unos por quedar bien con otros. Lo haces para darle la seguridad a ese algo o alguien de que pensaste en tu decisión y que estás incluyendo a las personas más importantes de tu vida en esa decisión.


Claro... Si algo o alguien te vende productos a crédito y no te pide comprobantes de ingresos, avales o cosas por el estilo... Pues agarra todo lo que te suelte antes de que se ponga a pedirte cosas que no te atreves a dar.

jueves, octubre 14, 2010

Sorpresas y decepciones

Lo mejor de mi vida son las sorpresas y lo peor son las decepciones.

En mi diccionario mental, sorpresas y decepciones son los momentos de la vida que no esperamos y llegan sin aviso. Las sorpresas son los buenos momentos como la visita inesperada de tus amigos cuando convaleces, toparte con un viejo conocido, descubrir detalles interesantes y emocionantes sobre algo o alguien; por otro lado, las decepciones son los malos momentos como la pérdida de un ser querido o descubrir que creíste en una mentira.

Tal vez es más fácil vivir una vida sin momentos inesperados, cómodo en la monotonía de los horarios y los planes bien ejecutados; pero son las cosas menos esperadas las que traen a nuestra vida los momentos que más vamos a recordar: las sorpresas porque son momentos de emoción que dejan una huella y las decepciones porque nos enseñan una valiosa lección.

Lo que dices o prometes genera la expectativa que hace que los hechos se vuelvan sorpresas o decepciones. Puedes decir que ya te sabes todas las respuestas desde la secundaria, que sientes el amor más puro e intenso, que puedo contar contigo siempre y para lo que sea, que vas a ser puntual, que vas a cumplir con tus deberes... Y más te vale que lo cumplas, si no solo serás decepcionante. Dedícate a hacer antes que a decir y jamás hagas una promesa si no estás seguro de que la vas cumplir.

Gracias por las sorpresas.